La portada de Vogue Septiembre me parecía muy acertada para dar la bienvenida al mes de, y como reza el titular de la portada " Volver a empezar".
A mediados de agosto terminé " El Verano que volvimos a Alegranza", uno de los libros que más ganas tenía de devorar. En él, el padre de Leandra, la protagonista, define al verano como una pausa de la vida real en la que todo está permitido y luego todo se borrará para empezar de cero en septiembre. ( No puedo estar más de acuerdo).
Un amor de verano, olvidarte de la hora para comer, bañarte desnuda en un río, pedir la botella de vino más cara en medio de una cena , comprarte un vestido que tenías prohibido en una tienda del casco histórico de Nerja, declararte en medio de una tarde de cañas, ir a Amapolas a dejarte llevar y salir con siete libros y continuaría la lista interminable de cosas que se quedan en esa pausa de la vida real.
El verano se establece como la estación en la que a mi parecer, es un parón en tu vida. Y es llegar a oler asfalto, soltar las cosas y sentirte desprotegido ante lo que vendrá, te preguntas que es lo que viene ahora, qué es lo que nos espera o lo que nos deparará el temido 1 de septiembre. Todo lo anterior ya no está.
Septiembre no me disgusta ni mucho menos, es un mes que te prepara para el final del verano o el frío de otoño. Es el mes de mi cumpleaños, de las agendas nuevas y en blanco, de la vuelta al trabajo, de la vuelta al cole, volver a centrarse, a los viajes en tren, a soñar con escapadas express, el mes de las bodas otoñales. Aunque, no se, me gusta esa pausa de tres meses en la que la vida se resume a salitre, libros y pueblo.
Y esto lo digo a primeros de septiembre, apurando un café con hielo y fuera, está cayendo el diluvio universal.Pues eso, que hay que volver a empezar, volver a la vida real.
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