Tantos días encerrados en casa, sin poder salir, sin poder abrazar a nuestros seres queridos ha hecho que todos empecemos a darle importancia a las cosas insignificantes de la vida como tomarte una cerveza al sol, un abrazo sin más o un paseo.
Últimamente me gusta mirar fotos y vídeos de hace meses y sobre todo de mis veranos, mi época favorita del año. La playa, el mar, el sol..Y precisamente este verano va a hacer ya dos años que viajé a uno de los sitios que se ha convertido en favoritos para siempre : MENORCA.
Os diré que las Baleares en su conjunto, es un archipiélago mágico. Ya no hace falta irse a la playa más paradisíaca perdida en el Pacífico para contemplar que el agua puede ser cristalina y el arena blanca.
Porque cada cala que pisas por primera vez, ya sea Macarelleta, Galdana o Turqueta te impacta de una manera que no quieres salir de allí jamás. Es una isla que te crea nostalgia..
Porque el encanto que tiene cada rincón de Mahón, Ciudadella o Binibeca no tiene precio y porque la paz que te ofrece la isla es inigualable. Porque Menorca es la isla que evoca la tranquilidad.
Y por eso, sí digo que Menorca puede ser una opción distinta para una luna de miel idílica. Os voy a contar el por qué.
Se la conoce como la isla más tranquila del Mediterráneo, es más, es la isla más preservada de las Baleares junto con Formentera y en medio de esa tranquilidad encontramos el Hotel Experimental.
Localizado en Alaior, uno de los lugares más especiales del interior de Menorca, pueblo de casas encaladas y con el encanto rural del interior de la isla.
Un establecimiento agroturístico cuya decoración es obra de Dorothée Melichzon, quién se ha inspirado en las casas donde Picasso, Miró o Dalí pasaban sus vacaciones de verano. Por otro lado, ha querido potenciar el lado más auténtico de Menorca mediante el uso de materiales como terracota, piedra, arcilla, madera o cuero creando así un ambiente natural y mediterráneo.
Rodeado de flora en la que destacan las pinadas, muy típicas de las Baleares, arbustos de enebro perfumados, flores silvestres o huertos reconstruidos. Cada detalle del hotel está inspirado en la tradición menorquina.
En el hotel tenéis la opción de alojaros en una de sus nueve villas, cada una con su propia piscina en la cual podréis disfrutar de intimidad y tranquilidad absoluta. En la finca y la casa de campo, todas ellas con total independencia.
Por otro lado, en el edificio principal de la finca, tenéis la opción de escoger entre una de sus 34 habitaciones. Además, el hotel cuenta con una piscina infinita y un espacio lounge donde podréis disfrutar de cócteles elaborados con ingredientes locales.
Cada una de ellas sigue la línea arquitectónica del hotel, una línea que evoca elegancia, sobriedad y serenidad. Además el hotel ofrece actividades como rutas a caballo, clases de yoga, senderismo, alfarería o pintura y una oferta gastronómica que se caracteriza por los productos autóctonos de la isla.
Si tenéis la posibilidad de visitar Menorca, hacedlo porque ya lo he dicho, no hace falta viajar a una isla perdida en medio del Pacífico para descubrir las playas paradisíacas de las fotos de Pinterest jajaja.
Un lugar mágico rodeado de vegetación donde desconectar y disfrutar de tu pareja, porque Menorca puede ser una opción para una luna de miel mediterránea..Os lo digo por experiencia, aún no de luna de miel, pero si de viaje jeje
Os dejo fotos de la decoración, el mobiliario..que es una pasada!
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