Aquel viernes 13 de marzo de 2020, comenzó para nosotros una espiral de reconciliación con aquellas cosas que dejamos para luego por la llegada de un bicho que nos vino muy grande.
Pudimos hacer muchos collages
Tomarnos cafés sin prisa
Dibujar en libretas viejas
Nos pusimos creativos
Desempolvamos libros de la estantería ( que a veces no sabíamos ni que teníamos)
Volver a leer revistas viejas
Una copa de vino, un cigarro y un libro al sol era un planazo
Agotamos la levadura de los supermercados para llenar el feed de instagram con bizcochos de chocolate y galletas de avena.
Nos hartamos de ver caras a través de una pantalla
Nos acostumbramos a ver escenas como esta y los balcones nos empezaron a parecer lugares increíbles
Estrenamos cremas, exfoliantes o pintalabios guardados en el armario del baño
Pudimos volver a ver películas noventeras
Soñamos con volver a viajar y el verano era la estación más cercana para cumplirlo
Y las 8 de la tarde se convirtió en el momento más emocionante del día
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